sábado, 6 de octubre de 2012

¿Emociones Verdaderas?

Cuentan que en China un hombre ya anciano decidió regresar al lugar donde había nacido y del que salio siendo muy joven. En el camino se unió a un grupo de viajeros que seguían la misma ruta y les explico su deseo de volver a la tierra que lo vio nacer.
Después de varias y monótonas jornadas, aquellos hombres decidieron divertirse a costa del viejo.
-Mira, anciano, estamos llegando  a la tierra de tus antepasados, esas montañas que vemos la contemplaron tus ojos cuando eras niño. 
el viejo, a pesar de no recordar nada, se sintió dichoso de ver aquellas cumbres. Horas después llegaron a unas casas en ruinas.
-Mira, anciano, seguro que entre estas piedras jugaste en tu infancia. 
El viejo, al ver aquel pueblo abandonado, no pudo dejar de emocionarse.- le dijeron, continuando la broma-. Aquí con seguridad están enterrados tus padres, y los padres de tus padres. 
Al oír estas palabras, el anciano no pudo contener la emoción, y estallo en lágrimas. Arrodillado frente a aquellas tumbas, a aquel viejo le venían a la memoria mil y un recuerdos de su niñez, le inundaban el corazón viejas y añoradas sensaciones, la nostalgia invadía su alma con un caudal de emociones. Pero viendo aquella escena, los viajeros se compadecieron del anciano y acordaron contarle la verdad.
-Sentimos decirte esto, pero la verdad es que queda aun mucho camino hasta que lleguemos a la patria de tus antepasados. Decidimos gastarte esta broma solo por entretenernos. Te rogamos aceptes nuestra disculpas. El anciano se levanto en silencio, recogió sus cosas y remprendió camino. Llegada la noche, y ante el mutismo del viejo, sus compañeros de viaje volvieron a expresarle su pesar por la broma. 
-Apreciado amigo, tu silencio nos produce hondo pesar, volvemos a pedirte perdón por nuestra conducta.
-Mi silencio nada tiene que ver con nuestra conducta que ya he olvidado- contesto el anciano-, se debe a que no he encontrado respuesta a una pregunta que me atormenta: ¿Como es posible que haya emociones verdaderas cuando estas proviene de hechos falsos?







Naufrago

Cuenta una historia que había un hombre que amaba a Dios apasionadamente. En una oportunidad, por temas de negocios, este hombre se embarco rumbo a Europa. En medio del océano, el avión en que viajaba sufrió un desperfecto y todos los pasajeros cayeron al mar. El señor de nuestra historia fue el único sobreviviente de la tragedia. El logro aferrarse a una caja de madera y llegar flotando sobre ella hasta una isla desierta. 
Lo primero que hizo fue agradecerle a Dios por haber salvado su vida. Estuvo solo en la isla durante varios días. Se alimento de peces y frutas, y con mucho esfuerzo construyo una choza de ramas que le servía para protegerse de las inclemencias del tiempo. Una mañana, mientras volvía de pescar, vio su choza, envuelta en llamas.
¡Ese era el único lugar de la isla en que se sentía seguro! Allí mismo, en medio de la playa, el hombre cayó de rodillas Lamentándose: "¡Señor, Señor! ¿Como has permitido que mi choza se incendiara? ¿ Que sera de mi ahora?  ¡ Sabias que era todo lo que tenia para refugiarme! ¡¿Acaso no te importo?!"
En ese mismo instante, una mano se poso sobre el hombro y escucho a alguien que le dijo:-" Señor, vinimos a rescatarlo. ¿Vamos?" Para su sorpresa, cuando se dio vuelta descubrió que la persona que le estaba hablando era un marinero uniformado. Todavía asombrado, el hombre pregunto:
-Pero... ¿como supieron que estaba aquí?
-Amigo, su idea de pedir socorro mediante señales de humo funciono. El humo nos guió hasta usted. El capitán ordeno que nuestro barco se detuviese y me mando en aquel bote a ver quien necesitaba ayuda- respondió el marinero.
El hombre fue rescatado y pocas horas después estaba nuevamente en su casa, sano y salvo, y rodeado de amor de sus seres queridos.
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¿Cuantas veces las cosas no salen como las planeamos y le decimos a Dios: " Señor, ¿Por que permitiste esto? ¿Acaso no te importo?". Le reprochamos a Dios sin saber los planes perfectos que El tiene para nuestra vida. Por momentos, decimos que El es el Señor y lo ponemos en control de todo, pero cuando vemos que algo empieza a echar humo, cuando sucede algo que no nos gusta y nos saca de la comodidad, empezamos a dudar. Preferimos nuestra choza segura antes de un desafió de Dios que nos saque de nuestra zona de comodidad.
Si nos seguimos lamentando o viviendo de la gloria del pasado, nunca podremos disfrutar todo lo bueno que tenemos en nuestro presente y en nuestro futuro.

¿En donde reside tu felicidad? ¿En situaciones momentáneas que te dan placer?, ¿En poder salir a distraerse los sábados?, ¿En esperar a enero para tomarte unos días de vacaciones?
Dios nos diseño para ser felices todos los días de nuestra vida. La felicidad para nosotros no debe depender de las circunstancias.